Con esta frase atribuída a Galileo, quiero abrir una reflexión muy libre sobre Luigi Nono y sus fuentes, que fueron de una riqueza insólita, partiendo de la base de que su poética no consistuyó en apropiarse de ellas. Nono las integró a su música como una memoria activa, que informa y vivifica el presente, transformándolo continuamente, y así aprendí a escucharlo. A medida que penetraba en su universo, se me ocurrió especular sobre su afinidad con otra figura, igualmente erudita y también muy comprometida en terminos políticos. Me refiero al cineasta chileno Raúl Ruiz, quien pensó en la imagen de un modo herético y nada convencional, de la misma manera que hiz Nono con el sonido. Acompaña este texto algunas fotografías del compositor en su casa en la Giudecca y desde el hotel Halde, en Alemaña, que por su atmosfera bien podrían corresponder a fragmentos de una película imaginada por el citado cineasta…