GRAN TORSO es el título que en cada edición del Festival Resis se destina a las obras que, como la que refiere el título -del compositor alemán Helmut Lachenmann-, han sido reconocidas como generadoras de un nuevo lenguaje y de un renovado planteamiento de la escucha. Esto es lo que tienen en común las tres obras que integran este concierto, consagrado a la formación por excelencia dentro de la música de cámara, el cuarteto de cuerda. Gran torso V reune tres formas de comprometerse con el absoluto imperativo del compositor que avanza el lenguaje de su tiempo; son tres obras que se proyectan casi a modo de testamento en lo que de testimonio vital de dos épocas traen consigo.
LA GROSSE FUGUE Op. 133 fue compuesta en 1825 por Beethoven, pero no como pieza independiente, sino como movimiento final del cuarteto de cuerdas Opus 130. Dado su lenguaje, tan extraño para la época, Beethoven decidió hacer de ella una pieza autónoma y como tal fue publicada en 1827, año de su muerte.
La Gran fuga lleva al extremo los procedimientos camerísticos no solo de Beethoven sino de toda la escritura fugada escrita anteriormente; esta obra es un desafío, tanto para los intérpretes como para el público; por extensión, contenido intelectual, por el intenso entramado contrapuntístico y la exposición emocional con el que trata el material sonoro. La obra se abre con una obertura, en la que de algún modo se encuentran todos los recursos que aparecerán después. Beethoven dibuja un magistral juego de espejos con los motivos que presentados en la obertura, desarrolla en la doble fuga y culmina en la Coda, de un modo inédito hasta entoces. La grosse fugue es una obra que, de la extrañeza con que fue recibida en los primeros años ha ido ganando su espacio poco a poco, si bien sigue siendo muy difícil poder escucharla en vivo por todas las dificultades expuestas.
El CUARTETO PARA CUERDA nº 2 de Ligeti que se inicia con un amplio silencio, es la segunda y última obra completa escrita para esta formación por el compositor húngaro, en 1968. Dista 14 años respecto al primero e irá seguido de una pieza que no puede ser considerada totalmente como cuarteto; en efecto, Ligeti dejó esbozos de otros dos cuartetos, pero éste que se interpreta en Gran Torso es el último que puede considerarse como tal. Ya los títulos de sus cinco movimientos indican las inquietudes que Ligeti traslada a la pieza: Allegro nervoso; Sostenuto, molto calmo; Come un mecanismo di precisione; Presto furioso, brutale, tumultuoso y Allegro con delicatezza. Estas inquietudes extramusicales se trasladan directamente a la partitura, en lo que puede considerarse un compedio de técnicas y recursos interpretativos de tipo enciclopédico.
La obra que finaliza el concierto y clausura el VI Festival de Música contemporánea Resis es GRIDO, el tercero y último de los cuarteto escritos por el compositor alemán Helmut Lachenmann, posiblemente una de sus obras con mayor anclaje en la tradición de la que parte. Obra escrita en 2001, Grido amplía el horizonte sonoro de la música actual a partir de la personal búsqueda e indagación de Lachenmann sobre qué es en definitiva la música y qué componentes técnicos, estéticos y éticos la constituyen. En Grido asoman desde sonidos extremadamente sencillos hasta extremadamente complejos, desde sonidos fundidos casi con el silencio a sonidos dotados de una energía en movimiento inusitada. Grido realiza un viaje sonoro hacia otras formas de entender lo que la música puede aportar a los hombres y mujeres del siglo XXI, lo mismo que supone el cuarteto nº 2 de Ligeti en el siglo XX y la Grosse fugue en el XIX.
Nadie puede quedar ajeno a la inmensa pregunta sonora que se abre a partir de estas tres obras cumbre de la la escritura musical.