“Aresta” (2018) toma la forma de una instalación sonora escultórica y performativa que trabaja el concepto de automatización.
Hasta el día de hoy, la máquina era entendida como una herramienta que incrementaba la productividad del trabajador. Hoy vivimos un cambio radical donde la misma máquina se convierte en trabajador, iniciando así la cuarta revolución industrial y abriendo nuevos interrogantes sobre los roles del trabajo y el capital.
“Aresta” propone que un ensemble de saxofones se conviertan en intérpretes, como instrumentos autónomos, para eliminar la presencia humana de la performance musical.